Hoy empiezo una nueva categoría en el blog, la de «curiosidades lingüísticas», y la abro con este tipo de palabras tan curiosas: las palabras autoantónimas.
Como podemos deducir por su nombre, se trata de palabras que son antónimas de sí mismas; es decir, significan una cosa y su contraria. A este fenómeno se lo conoce como enantiosemia.
Como todo se comprende mejor con ejemplos, vamos con unos cuantos:
- Alquilar. «Alquilar un piso» puede significar tanto ofrecerlo para su alquiler como pagar por vivir en él.
- Comulgar. Puede significar tanto dar la comunión como recibirla.
- Dar clase. Si yo «doy clase»… ¿Estoy impartiéndola o atendiendo a una?
Hay algunas que, por su evidente contradicción, resultan hasta graciosas. Os invito a buscar «jamás» en el Diccionario de la Real Academia Española:

Normalmente, este tipo de palabra no nos darían problemas, ya que si algo bueno tiene el lenguaje es que podemos intuir el significado de las palabras por el contexto, aunque las desconozcamos o no sepamos bien cuál de sus acepciones aplicar. Sin embargo, nunca está de más tener a mano un diccionario donde consultar estos significados, para asegurarnos de que utilizamos cada palabra de forma correcta y para, dado el caso, evitar las posibles confusiones si su uso es ambiguo.